sábado, 18 de octubre de 2008

ECOLOGIA EN CLAVE ESTETICA


Entrar en la obra de Alberto Riera es como hacer un viaje por tierra al territorio larense e ir observando todo cuanto acontece en el paisaje.

Paisaje que aunque la mirada del artista se abre a una geografía nacional, delata una profunda raíz barquisimetana y que por más universal que sea su discurso ecológico o ambientalista nos habla de su región. Que como piel de vivencias se convierte en una personal estética pictórica.

Riera recorre su suelo absorbiendo todo su entorno y de allí surge su búsqueda e indagación estética, con la valentía de hacerla mirada interior a través de un medio como el pictórico, tan poco explorado por los actuales jóvenes artistas.

Se refugia en el hecho artístico para imprimir su sensibilidad y preocupación por la contaminación y deterioro ambiental.

Vive en paralelo un paisaje real que se debate en destacar su particular belleza, su aridez y sus explosivos crepúsculos y recalcar el desmedido desarrollo industrial y su feroz acción sobre el medio. Contraste difícil de aceptar para el Riera habitante, complejo reto para el Riera creador.

La pintura se convierte en su aliado, en su espacio intimo y desde allí expresa su angustia y fuerza creativa, como queriendo decir de un primer golpe. Gesto que una vez volcado en la tela es observando mil y una vez, como para que nada se le quede afuera.

Obra que, como nace en la oscuridad y se arropa con el silencio de la noche, lo obliga a estar atento de lo que aflora en ese nuevo paisaje que ahora se construye desde adentro. Para darle continuidad, renovación y nuevos bríos a una tradición paisajística, “como buen guaro”.

D'MUSEO
Alberto Asprino



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